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Synopsis: Extraño personaje, de constitución morfológica diversa, que ocupa cualquier hábitat sostenible y que de deambula por Madrid, sin dirección y es el origen de su creación.
Esta es la historia de BajoCarabajo, un insecto picudo o gorgojo, no esbelto…, de talla especial, menos -L (por sus pequeñas dimensiones), que además de tener un p3echo pegado al tórax y usar diferentes tallas de zapatos, (x sus cinco pies) se describe asi mismo, como animalito muy coqueto, con personalidad de “sex symbol”, muy unido al mundo de la moda fhasion, pero será mejor que conozcamos hoy a nuestro Superhéroe “Fitófago” en:
«SUS AVENTURAS, por el centro de Madrid«,
En efecto me encontraba pegado a la pared del emblemático edificio de Telefónica de la Gran Vía, nº 28 de Madrid, (que fue el primer rascacielos de Europa) y copiando a Spiderman, tuve, que hacer un gran esfuerzo para escalar y alcanzar ver la procedencia de los colores que iluminaban el suelo de la acera y que unos minutos antes se estaban reflejando en mi cuerpo, (verdes fosforitos, azules chillones, naranjas extraños y brillantes…) llegué a pensar que mi cuerpo reunía toda la variedad de escarabajos coleópteros que existían en este mundo.
Pero no era así, cuando termine de escalar la resbaladiza pared, como si del enigmático edificio Empire States se tratara, con un salto me incorpore a la zona segura para no caerme. Wuaaau, que espectáculo de luz y brillos, desprendía aquel aparato inmenso, ¡que colores mas bonitos! reflejos, destellos y que servian de soporte publicitario para anunciar productos telefónicos. Me veía mucho más minúsculo y ridiculo, frente a aquel televisor ultra moderno, de enormes dimensiones, que me deslumbraba. Intentaba saber lo que anunciaba, pero la posición era complicada así que opte por cambiar de lugar y echarme un poco hacia atrás, puse un pie al vacío y en un segundo me encontraba volando hacia abajo, en eterna caída libre, sin rumbo, (Ahhh,gritando), cerré los ojos y aterrice dentro de un bolso grande de una chica que pasaba en ese momento y que estaba a rebosar. Sentia que la chica andaba rápido y yo dentro de aquella oscura cueva de piel. Hice un esfuerzo super animal por sacar mi estupida cabeza y con mis ojos compuestos, observe que estaba cruzando el mayor paso de cebra que se conoce en Madrid, que cruza la Gran Via, nada menos que veinticinco metros de distancia entre las líneas transversales que separan a los peatones del tráfico para que todos los usuarios del gran eje comercial Fuencarral-Montera-Sol «tomen» literalmente la calle cuando el semáforo se lo permita.
Ella se quedo parada delante del quiosco de prensa de la red de San Luis, por lo que aproveche ese momento para saltar del bolso y caer encima de la revista VanityFair. Fantastico, el bolso pertenecía a una chica, altísima y su lookbook woman era de ajustados jeans, camiseta blanca, gafas de Prada y su bolso, (mi espontanea mini hause) me cautivo, “un Furla”, (por cierto, bellezon de mujer),
¿Podría ser una chica que sufre por amor? o su personalidad representaba la parte mas enigmática e introvertida, que yo pudiera desconocer, ella siguió su camino, al sonido de sus peet toe plataforma y se metió en el Hotel Senator Gran Vía, enclavado en un edificio histórico que dispone de un precioso patio interior, renovado, curioso y visitable. Yo por el contrario me entretuve leyendo un artículo de Jorge Edwars, “El escritor chileno, y embajador en Paris, cuenta cómo era la diplomacia antes de la revolución Wikileaks. Una época de funcionarios astutos, intrigas y muchos silencios”
Mientras leía, pasaba la gente, mucha gente, esta calle desde hace tiempo se ha convertido en una pasarela mas de Madrid, muy poblada de turistas, que comunica el barrio de Chueca, con el Centro, la Puerta de Sol y que llega hasta la plaza de Oriente, el teatro de la Opera.
Toda una calle peatonal, con un tinte muy castizo y muy madrileño.
¿Que esconden los labios de Kate Moss? Tremenda piva, la estoy imaginando superior a una Diva y mira que Lady Gaga me encanta, (bueno su música), pero Kate, es mucho Kate.
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