Ahora, cuando el sueño de ser propietario se ha convertido en una pesadilla para muchos, entre ellos yo, recuerdo el día en que firme la hipoteca, y lo recuerdo envuelto en una niebla, confuso, como si me hubieran drogado o echado algo en la bebida.
Y al día siguiente al levantarme me pregunté: ¿Yo firmé aquello? (y en pleno resacón) miras tu hipoteca, como si de un horrible tatuaje fuera, que te dibujaron, sin enterarte durante la borrachera nocturna y que ahora descubres al mirarte en el espejo. ¿Pero yo, me hice un tatuaje anoche? ¿Firmé yo, una hipoteca, con estas clausulas…fuera de lugar?
Y aquí estoy yo, atadito a mi hipoteca con clausulas abusivas, mientras notarios, banqueros y registradores se acusan entre ellos yo solo recuerdo, que era el panoli o pringao, que pagué todas las copas de la noche, porque ellos ya se conocían de antes, el notario lo puso el banco. Ah, y en algún momento de la noche apareció otro colega encorbatado, de aquellos: era el tasador, también amigo del banquero, que sobrevaloró la vivienda y me dio unas palmaditas amistosas en la espalda y me dijo sonriendo: peazo de piso tas comprao, ¿eh? (y con lo que te sobra te echas un crucerito por el Caribe, eso si, too incluio)
Y resulta que no ha sido así: el banco me la estaba colando doblada, en cuanto parpadeabas, el notario aparecía solo en el momento de la firma, leía de carrerilla y se iba al baño para no mirar en el momento del pago, y el registrador se limitaba a completar el trámite.
Sí creo, que nos echaron algo en la bebida: porque aquel alucinógeno que excitó a todo un país durante años, que nos convenció de que la fiesta nunca acabaría y todos teníamos derecho a beber de primeras marcas y vivir por encima de nuestras posibilidades, nos hizo relajar la confianza hasta extremos suicidas: confianza en el banco, en las leyes, en el Estado, en el notario, en la física (la ley de la gravedad: todo lo que sube, baja), y también en nosotros mismos. Qué mierda de resacón, qué dolor de cabeza, qué tatuaje tan espantoso, que oculta sensación para la cual, no hay medicamento.
Retornar al pasado podría ser escudo de cobardes, después de la valentía demostrada. Pero lo que es indudable y pasara a la historia, es la trampa en la que caímos y por la que ahora estamos agonizando, anclados, sin ver pasar a nadie que quiera atendernos, ni ayudarnos y ni mucho menos prestarnos atención. APESTAMOS…
La noticia se viene anunciando desde hace unos días y supongo que se va a convertir en breve, en una realidad, que va afectar a muchos bolsillos. Es otro tremendo varapalo, para familias que estamos atrapados en esta espiral que nos aboca aún más, a la ruina. Cada día que pasa, hay que apuntalar la casa con otro palo, para que no se hunda y ahora nos llega, éste absurdo indicador, que va a determinar que su subida se convierta en mas miseria.
Ya formamos el colectivo de pobres vendedores propietarios que cuya mayor aspiración, sería borrar lo que ha sucedido y regresar al mundo real ….Pero eso ya no va a ocurrir y cuanto antes se asuma, mejor. Por este motivo, no me extraña, que la gente sensata como yo, quiera cambiar su desgraciado timo sufrido, para pasar a vivir libre y sin soga, ahogándote el cuello…….mirando de nuevo hacia el futuro. DiFiCiL eh…